Delitos de Sangre

EL PRECIO DE HABLAR CLARO: CASO YUNIOL RAMIREZ

Magaly Rivera

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SPEAKER_10:

¿Qué tan peligroso es denunciar corrupción en la República Dominicana? Junior Ramírez lo descubrió en carne propia. Un abogado, un profesor universitario, un hombre con principios, que se atrevió a investigar a una institución pública y terminó silenciado. Lo que vino después fue aún peor sobornos, desaparición, amenazas, un cuerpo encadenado y una justicia que hasta hoy sigue quedando mal. Te invito a que te suscribas al canal, seas parte de esta familia, me des un like, me compartas para que este canal y estas historias lleguen a donde más personas. Junior Ramírez Ferreras, un hombre que se volvió noticia cuando ya era tarde, pero que había estado alzando la voz desde mucho antes. Creció in un entorno humilde dentro de una familia numerosa. Andosa, hablamos de 25 hermanos. La mayoría criados bajo la disciplina entre el ruido de una casa siempre llena y la urgencia de salir adelante. Imagínense eso, compartir techo, comida, tiempo y atención con decenas de personas. Eso, quieras o no, te forma carácter, te obliga a buscar tu voz. Y Junior la encontró rápido. Aunque el dinero escaseaba, en su casa abundaban los valores. Desde joven mostró un carácter firme y una visión clara. Quería ser abogado y no lo repetía por capricho, sino porque sentía desde muy temprano que algo andaba mal en el país, porque desde pequeño entendía que la ley podía y debía servir a los más vulnerables. Fue criado viendo injusticias, viendo cómo los que tenían poder aplastaban a los que no. Por eso desarrolló carácter, no se quebró, se endureció. Junior entendió que su camino era estudiar y luchar. Cursó sus estudios primarios y secundarios in su localidad natal y en su juventud se trasladó a Santo Domingo para estudiar en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Aquella transición del campo a la ciudad marcaría el inicio de su camino hacia el activismo cívico. Aunque no abundan las anécdotas específicas de esos años formativos, es evidente que ya en su juventud temprana se perfilaba en él el liderazgo y la conciencia social que luego exhibiría in su vida profesional. When llegó a la capital, lo hizo para estudiar Derecho in la UASD de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, pero no se limitó a estudiar. Se metió de lleno en el movimiento estudiantil. Discutía, proponía, protestaba cuando algo no le cuadraba. Y si algo lo caracterizaba desde joven, era eso de no tragarse las cosas en silencio. No soportaba lo mal hecho ni en la universidad ni en el país. Ganó mucho respeto, pero también ganó enemigos. Se graduó de abogado, sí, pero no se quedó allí. Volvió a la misma universidad, pero ahora como profesor de derecho. Por más de una década formó nuevas generaciones de abogados en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, enseñando con pasión pero también con convicción. No se limitaba a repetir artículos, enseñaba ética, coherencia y valor cívico. Y como docente, era firme y exigente, de esos que no te regalaban la nota, pero que te enseñaban con sentido. Muchos lo recuerdan así, comprometidos, sin rodeos, claro. Pero fuera del aula, su voz también sonaba, presidía la Convergencia Nacional de Abogados, la CONA, y desde ahí denunció más de un caso de corrupción. No solo hablaba, llevaba papeles, iba a tribunales, insistía en que la ley debía aplicarse aunque eso lo pusiera en el camino de gente poderosa. También tuvo su paso por la política, era del Partido Revolucionario Moderno, PRM, el Partido Opositor. En 2016 incluso aspiró a ser senador por su provincia. No lo consiguió, pero eso no cambió su propósito porque lo suyo no era la silla, era la lucha. Junior se había convertido en una figura incómoda, porque mientras muchos callaban, él hablaba y mientras otros negociaban, él denunciaba, mientras muchos se cuidaban, él avanzaba. Y mientras otros se acomodaban, él seguía denunciando, señalando irregularidades, cuestionando lo que muchos preferían dejar pasar. Junior era incómodo, inflexible, no se alineaba con nadie, solo con sus principios. Junior no era perfecto, por supuesto, pero era coherente. Creía en el Estado de Derecho, en la transparencia y en la decencia, no negociaba con lo incorrecto. Y por eso no todos lo querían. Eso en un sistema marcado por la corrupción y el clientelismo lo hizo peligroso para muchos, porque en un país donde callarse premia, Junior hablaba demasiado claro.

SPEAKER_00:

Bueno, es que ya él había tenido, mira, había acusado a la gente del Ministerio de Obras Públicas. Había acusado a la gente del INDRI.

SPEAKER_10:

Junior puso el dedo donde dolía, solicitó contratos, presupuestos y sobre todo explicaciones.

SPEAKER_04:

El próximo escándalo de corrupción que tallará será en la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses.

SPEAKER_10:

Ahora la OMSA estaba podrida, pero lo sabían pocos hasta que Junior metió la mano. Lo que descubrió fueron contratos turbios, unidades reconstruidas atmosfera, empresas fantasmas, buses que se incendiaban sin explicación y luego eran reparados por montes that duplicaban su valor real. Por ejemplo, una unidad que importaba costaría 650 mil pesos dominicanos aparecía reconstruida por 2.800.000 pesos dominicanos. Casualidad, difícil.

SPEAKER_04:

A nosotros nos consta de que hay unidades de la ONSA en manos de particulares. Otro elemento en la reconstrucción de unidades. Han hecho millonarios a tres suplidores. Un vehículo que se puede importar es 650 mil pesos. Mutilan los chasis y tenemos datos concretos y estamos esperando otros, pero tenemos datos concretos, informaciones concretas.

SPEAKER_01:

Sí, que también hay corrupción a la ONSA.

SPEAKER_04:

Oigan, mutilan los chasis, reconstruyen una unidad que importada costaría 650 mil pesos y en la reconstrucción se gastan 2.800.000 pesos.

SPEAKER_10:

Y entonces Junior decidió actuar. Pidió acceso a los contratos, a los pagos, a los registros de los suplidores. Quería documentos, nombres, cifras. Pero el silencio de las autoridades solo confirmó que algo no estaba bien. Así que dio el siguiente paso. El 11 de septiembre de 2017 sometió un recurso de amparo ante el Tribunal Superior Administrativo. Exigía transparencia en los procesos de contratación de la OMSA. Acusaba formalmente a su director, Manuel Rivas, y reclamaba que se hicieran publicados todos los documentos relacionados con compras y licitaciones. Era un procedimiento legal amparado en el derecho del ciudadano a la información. Junior no estaba improvisando, estaba aplicando la ley. Tenía claro su rol, sabía a quién se enfrentaba, y aún así no se detuvo. Junior no buscaba sonar, él sale. But there was no dispuesta que se supiera la verdad. When the expediente empezó a moverse, Junior empezó a notar señales raras. Le llegaron advertencias, indirectas, comentarios por debajo, gente que lo llamaba para aconsejarle que soltara eso. But él no se detenía.

SPEAKER_00:

Y él dura con Junior como dos meses. Él iba con él. Y un día se me aparece en la oficina, acá y cosa que venimos allá de la finca, y me dijo que no vuelva, que él no me necesita. Y yo le digo, usted necesita, pues estará volviendo loco. Y cojo y llamo a Chico Món. Ven acá, chico, que me está diciendo Montero que dice Junior que no vuelva a estar con él porque él no lo necesita. Pero se está volviendo loco.

SPEAKER_10:

Pero entonces empezaron los movimientos extraños. Según las investigaciones posteriores, hubo reuniones, llamadas, intentos de resolver el asunto por debajo de la mesa. Se habló de pagos, de llegar a un acuerdo, de quitar la demanda. Y algunas versiones indican que incluso se hizo un primer desembolso. Pero Junior no aceptó. O mejor dicho, no se vendió. Dijo que no, y no solo eso, se lo dijo a la gente cercana y lo dejó escrito. Si algo le pasaba, ya sabían por dónde buscar. Ahora, según el expediente del Ministerio Público, Junior sí aceptó un adelanto, pero no retiró la acción legal. El caso seguía en pie y la audiencia estaba fijada para el 12 de octubre. Era cuestión de días. Pero lo que nadie imaginaba is que nunca llegaría a ese tribunal. El 11 de octubre 2017, Junior llegó como de costumbre a la UASD, donde impartía clases. Era un miércoles. Tenía su agenda llena. Saludó a sus colegas, tomó café con otros profesores, pero cerca del mediodía, mientras estaba dando clases, algo inesperado ocurrió. Junior recibió una llamada. Se levantó del aula y salió y dijo que regresaba pronto. Pasaron las horas, sus colegas y sus estudiantes lo esperaron y nada. Junior desapareció y nunca regresó. Fue su hija, Roselyn Ramírez, quien levantó la alarma. Junior no respondía al celular, no llegó a la casa y lo peor, su vehículo seguía estacionado en la universidad con sus dos celulares, su computadora, su cartera todo intacto, menos él. No había una nota, no había señales de pelea y nadie escuchó nada. La angustia crecía y los protocolos de búsqueda fueron activados, pero el país ya presentía lo peor. La policía inició la búsqueda. Las redes se llenaron de mensajes pidiendo ayuda, pero nadie sabía nada. Hasta que al día siguiente, el 12 de octubre, una noticia estremeció al país. En una cañada de mano Guayao en Santo Domingo Oeste, en el arroyo Baría, un grupo de personas vio algo flotar entre el agua turbia. Era un cuerpo, amarrado con cadenas, sujetado con un bloque de concreto, con un impacto en la cabeza. Forenses y autoridades confirmaron lo inevitable. Era Junior Ramírez. El país quedó sacudido. Un abogado, un profesor universitario, un activista anticorrupción, ejecutado y lanzado a una cañada. La escena era tan brutal que por un momento muchos pensaron que se trataba de un ajuste de cuentas al estilo del crimen organizado. Pero no, la verdad era otra. Y lo que se empezaba a descubrir iba mucho más allá.

SPEAKER_07:

Apenas empieza, le vamos a hacer una cirugía al expediente y como dije en el cementerio, no somos tontos, porque sabemos que el director de la ONSA es presidente del partido desde la Santo Domingo Oeste y en su condición de director es miembro del comité político. Yo desgraciadamente no quería politizar esto. Pero no somos idiotas. Está bueno ya. Aquí tienen que caer, caigan quien caiga y vamos a someter a quien tengamos que someter a la justicia.

SPEAKER_10:

Las redes explotaron, los medios lo pusieron en portada. La indignación no era solo por lo que le habían hecho, era por lo que él representaba. Porque Junior no era un desconocido, era un profesor, era un abogado, era un hombre de principios y lo habían callado de la forma más violenta posible. Sus colegas, estudiantes y familiares no solo estaban devastados, estaban indignados. El país entero preguntaba lo mismo. ¿Quién le quitó la vida y por qué? Su funeral se realizó en la funeraria Blandino y fue mucho más que una despedida. Fue una manifestación. Familiares, amigos, alumnos, activistas, abogados, colegas, gente del pueblo, todos estaban allí, no solo para llorarlos, sino también para exigir justicia. Hubo gritos, pancartas, declaraciones. Algunos incluso hablaron de amenazas previas. Otros aseguraron que Junior ya había estado tocando intereses poderosos, pero que no se detuvo. Y hubo algo más. En medio del dolor, una mujer se presentó a la funeraria diciendo que era vidente. Afirmó que Junior no descansaría hasta que se hiciera justicia. Dijo que los responsables no pagarían de inmediato, pero que caerían. Muchos la escucharon con escepticismo, otros con miedo, pero todos sabían una cosa. Ese crimen no había sido obra de cualquiera. Era una ejecución planificada, con recursos, con complicidad y con protección. Fue un momento extraño, cargado de emoción, pero también de rabia colectiva. Desde allí partió la caravana hacia el cementerio Cristo Salvador, donde finalmente fue sepultado. Pero la sensación era otra, porque, aunque el cuerpo ya descansaba, la historia de Junior apenas comenzaba a abrirse como una herida pública. Y esa herida todavía no ha cerrado. Tras el entierro, la presión pública no bajó, al contrario aumentó, porque todos querían saber quién le hizo esto a Junior y por qué. Colectivos universitarios salieron a protestar. Estudiantes tomaron los portones de la USD con pancartas que decían, por decir la verdad, lo mató. ¿Quién sigue ahora? En redes sociales, este caso se volvió viral, no solo por la crueldad de este asesinato, sino por el símbolo que representaba a Junior. Él no era un político poderoso, no era una figura pública protegida. Era alguien que había alzado la voz y había pagado el precio más alto. Juristas, periodistas y activistas exigieron una investigación seria sin maquillaje, querían respuestas, querían nombres y querían condenas. Pero en lo paralelo surgieron los rumores. Algunos medios insinuaban que Junior estaba extorsionando a funcionarios, que había aceptado dinero, que su muerte era consecuencia de haberse metido demasiado. Sus familiares respondieron de inmediato. Junior no chantajeaba. Si aceptó algo, fue para documentar el delito.

SPEAKER_03:

Asimismo, de conformidad con las pesquisas efectuadas hasta ahora, tanto por el Ministerio Público como por la Policía National, Santana Zorrilla habría acordado que la suma a entregar como pago por la presunta extorsión sería de 4 millones de pesos, de la cual se entregó en persona y femenino la cantidad de adelanto ofrece en efectivo.

SPEAKER_10:

La opinión publicó, como casi siempre pasa, but el país sabía in el fondo that what cerrado. Era un crimen de Estado. Junior is grandes, and the bolsillos, in the contratos, in the secretos. The policy and the minister public comenzar el rompecabezas. And the descubrion was clave. The ultimate cámaras de seguridad that captured with vida in the USD and caminando hacia un vehículo. Argenis Contreras González, assistente personal del director de la OMSA and compras andrataciones de esa misma institución. Contrera, según las investigaciones, tenía una misión: entregarle a Junior un pago, un acuerdo, pero en lugar de cerrar un trato, lo llevó a su muerte. Junto a otro empleado de la OMSA, José Antonio Mercado Blanco alias el Grande, forzaron a Junior a entrar a un vehículo y ahí lo desvivieron con un disparo en la cabeza, frío y directo. Luego ocultaron su cuerpo durante hours in el garaje de una vivienda. Después lo trasladaron hasta la cañada, donde lo lanzarían amarrado a un bloque de cemento. Macabro, premeditado y organizado. Pero Argenis Contreras no esperó a ser detenido. Él huyó del país el mismo día del asesinato. Tomó un vuelo a los Estados Unidos anduvo prófugo. Mientras tanto, la justicia dominicana comenzaba a moverse en otros frentes. El 15 de octubre, solo cuatro días después del crimen, fue arrestado Manuel Rivas, el entonces director de la ONSA. Llegaba desde un viaje de Panamá, pero ya lo estaban esperando. Su casa fue allanada, sus comunicaciones revisadas y las pruebas lo comprometían. Se le acusó de corrupción administrativa, asociación de malhechores, y de estar vinculado directa o indirectamente con el crimen. Junto a él también fue detenido el coronel Faustino Rosario Díaz, quien era director financiero de la OMSA. Y aquí es donde todo comienza a tomar forma. El crimen no fue solo un asesinato, fue una consecuencia of the corruption that defended. But the most alarmanted was that this incluía functionaries, empresarios, contratistas, inclus familiares anders of the implications. The Caja de Pandora was completely able to the pace supers of what the present responsible is the justice actually with contunden.

SPEAKER_02:

What message culpables, such as the hecho de culpable? No, ninguna. Simplemente, the justice se encargará totalmente de hacer lo que tiene que hacer.

SPEAKER_01:

Doctor, han apresado más personas, aparte de las que están arrestadas el día anoche, porque la política se estaban haciendo clase diligencia.

SPEAKER_05:

Seguimos haciendo alguna diligencia, pero no queremos para no entopecer las investigaciones.

SPEAKER_02:

Vamos a esperar que sea. ¿Cuántas personas han detenido en total hasta el momento? Vamos a esperar que concluyas.

SPEAKER_05:

Vamos a esperar que se puede.

SPEAKER_02:

Pero por lo menos cuántas personas, doctor, eso no lo compromete.

SPEAKER_10:

Las pruebas, los nombres, estaban ahí. Junior no había muerto por azar. Su desvivimiento tenía contexto, estructura, irresponsables con apellidos de poder. El caso apenas comenzaba y lo que se estaba destapando parecía mucho más que un simple asesinato. Era una red y cada hilo que se tiraba revelaba algo peor. La Procuraduría General de la República presentó cargos formales, y la lista de implicados no era corta, mi gente. Argenis Contreras González, asistente del director de la OMSA, señalado como autor material, fue quien, según la acusación, le disparó a Junior en el interior del vehículo y luego, con ayuda, lanzó su cuerpo a la cañada y se fugó. Pero también estaba Manuel Rivas, director de la OMSA, el hombre que, de acuerdo con las autoridades, ordenó silenciar a Junior para evitar que siguiera escarbando. El coronel Faustino Rosario, director financiero de la institución, fue acusado de manejar fondos públicos de manera irregular y de facilitar pagos que formaban parte del entramado de corrupción. Andas de colaboradores. José Antonio Mercado Blanco, alias el Grande, chofer y empleado de la OMSA, estuvo presente durante el secuestro andato. Eddie Rafael Santana Zorrilla, empresario que supuestamente entregó dinero a Junior como pago para frenar la denuncia. Heidi Carolina Peña, la esposa de Argenes, fue acusada de ocultar el arma homicida. Jorge Luis Abreu, el taxista que habría ayudado a mover el cuerpo. Y Lilian Francisca Haques, propietaria de una de las empresas contratistas de la OMSA, fue señalada por esconder el vehículo utilizado durante el crimen. La fiscalía solicitó condenas de hasta 20 años para varios de ellos. Y entonces el caso pasó a los tribunales, donde empezó otro calvario, porque el proceso judicial se convirtió en un laberinto. Hubo aplazamientos constantes, algunos por enfermedad de los imputados, otros por ausencia de abogados, recusaciones, reprogramaciones sin explicación. La defensa pidió nuevos peritajes. La Fiscalía denunció maniobras dilatorias, and audiencias fallidas y fechas reprogramadas, el tiempo fue pasando. Mientras tanto, algunos de los principales acusados salieron de prisión preventiva. In 2020, tanto Manuel Rivas como Rosario Díaz recuperaron su libertad provisional tras el pago de 76 mil pesos dominicanos como garantía económica con presentación periódica e impedimento de salida. Por menos de 2,000 dólares salieron a la calle. La reacción no se hizo esperar. En redes, en medios, en la opinión pública, ¿cómo es posible que personas vinculadas a un crimen tan atroz estén libres? La respuesta, como muchas veces ocurre, estaba en los tecnicismos legales. Años después, Rosario Díaz fue condenado a solo un año de prisión por enriquecimiento ilícito, lavado de activos and complicidad en sobornos. También fue inhabilitado para ejercer cargos públicos por cinco años. Y Argenis fue extraditado in 2022, tres años después de haber huido a los Estados Unidos. Fue declarado culpable del asesinato y ocultamiento del cuerpo y recibió 20 años de prisión tocando en el Centro de Corrección y Rehabilitación Laja Hombres, en un área de máxima seguridad. José Antonio Mercado Blanco también fue condenado. El tribunal declaró que no había evidencia contundente para condenar a los demás implicados. Una decisión que literalmente hizo estallar la indignación porque no se trataba solo de un caso de corrupción. Se trataba de un hombre asesinado por denunciar y de un sistema judicial que, según muchos, no estuvo a la altura.

SPEAKER_06:

El Ministerio Público, desde la imposición de medidas de coerción, no introdujo ni acusó con prueba que comprometiera la responsabilidad penal de casi ninguno de sus imputados. Camacho es tan encubridor como Rosalba Ramos, porque pudiendo reformular el expediente y hacer la cosa bien hecha, simplemente lo dejaron así.

SPEAKER_08:

Hubo una debilidad deliberada, una acción deliberada como hubo en los otros casos de los tres brazos, de los supertucanes y de Odebrecht, con la intención de que no hubiera una condena en materia de corrupción administrativa. Y caso Onza fue un caso incluso que la procuradora se abocó y que llega a la PETCA por una decisión de la procuradora en ese momento y que llega acusado. Un caso cuando está acusado rige el principio de inmutabilidad del proceso. Y lo único que tiene la obligación el Ministerio Público es defender ese proceso con un y diente y lo hemos hecho.

SPEAKER_10:

Aunque el tiempo pasó, el caso nunca desapareció del todo. Cada tanto regresaba a los titulares, porque en la calle, en la prensa y en las aulas donde Junior le enseñaba, la gente no lo olvidaba. Y fue precisamente in 2024 cuando algo inesperado volvió a sacudir el expediente. El caso, que ya tenía años dando vuelta a los tribunales, llegó a la Corte de Apelación del Distrito Nacional. Andes tomaron una decisión que lo cambió todo. La Corte anuló la condena de 20 años de prisión contra Argenis Contreras, el principal acusado, el mismo hombre que confesó haberle disparado a Junior, el mismo que yo del país. Su sentencia fue dejada sin efecto por supuestos errores en el proceso judicial, y se ordenó un nuevo juicio en su contra, como si el tiempo no hubiera pasado, como si el caso volviera al punto cero. Además, la Corte también ratificó una condena de un año de prisión contra Faustino Rosario Díaz y dos años para Manuel Rivas. Pero eso no fue todo. Los jueces ordenaron reabrir el proceso contra todos los implicados que in 2022 habían quedado impunes, los que fueron absueltos por falta de pruebas. Según la sentencia de apelación, hubo inconsistencias, errores, andes judiciales that are revised. And the family Junior sight esperando, his colleagues signed exigiendo, and the paísing cómo es possible que después de tanto todavía no haya justicia. Fue un profesor, un abogado, un hombre que denunció lo que otros callaban. Fue un castigo, un mensaje, una advertencia para quien se atreva a tocar el poder con las manos limpias. Junior era padre, un hombre de familia, un hombre decente, and fue una de esas pocas voces que no se limitan a denunciar en redes, sino que van al tribunal, presentan pruebas y exigen justicia. Pero esa valentía le costó la vida. El caso de Junior no solo reveló corrupción, reveló impunidad, reveló cómo el sistema se protege a sí mismo, cómo aún con testigos, pruebas, confesiones y nombres. El camino hacia la verdad puede ser largo, confuso y frustrante. Hoy su historia sigue viva, porque la justicia aún no llega, porque su crimen aún resuena y porque cuando alguien como él cae, la sociedad no puede mirar hacia otro lado. Junior Ramírez abrió una caja de Pandora, and aunque ya no esté, lo que salió de ahí todavía está suelto. La pregunta es: ¿Alguien va a cerrarla? ¿O vamos a dejar que se trague al próximo que se atreva a hablar? Y esta, mi gente, fue la historia de Junior Ramírez. Gracias por acompañarme, mi gente. Apóyenme en todas las historias, por favor, que todas son importantes. Nos vemos en el próximo episodio. Como siempre, hagan bien si miren a quién. Los quiero mucho. Delitos de sangre. Bye.

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